Las chinchetas de José Galán, el Magallanes del fútbol español
El viajero. José Galán nunca ha jugado la Champions. Tampoco en Primera española. Quizá sólo esto es lo que le falta a su mapa del fútbol: lo tiene lleno de chinchetas. Lleva seis años viajando. De España a Tailandia, de Indonesia a Austria, de Jordania a Rumanía con parada en Chipre. Fue el primer español en la Primera tailandesa, en la liga jordana, en la indonesa, a la que regresó en marzo para jugar con el Persela. Dice que, allá donde estuvo, en ningún sitio le impactó tanto la fiebre que hay por el fútbol como allí.
Magallanes. “Los estadios siempre están llenos”. 20.000, 70.000 personas. “Es increíble”, relata. Como increíble suena su sueño: “Quiero ser el primer español en jugar en los cinco continentes”. Lleva Europa y Asia, pero desde hace meses medita una oferta de Bolivia. Sería el tercero, América. Sólo faltarían África y Oceanía. José, que una vez rozó la Primera española (con el Almería de Hugo Sánchez) y una ronda previa de Europa League (se clasificó por Copa con el St. Polten austriaco pero no la jugó: el siguiente junio ya no estaba), no quiere que este sueño se escape. Es el Magallanes del fútbol. Y en Bolivia, al menos, no tendrá que preguntar cómo se dice eso que, siempre, primero aprende al aterrizar en un país. “Sin pepino, por favor”. Ya sabe decirlo en árabe, indonesio, alemán e inglés.
Sin gesta. Cuando en España son las nueve de la noche, en Indonesia son las tres de la madrugada. Por eso, el pasado miércoles, Galán dormía mientras en Gibraltar soñaban con la historia. Estaban a 90 minutos de completarla. Con que el Lincoln Red Imp aguantara el 1-0 del partido de ida de la segunda ronda de Champions ante el Celtic era suficiente. Pero esta vez no tocó. Esta vez Goliat se comió a David. Le bastaron 29 minutos. Suficientes para hacer tres goles. La Roca se quedó sin sueño.
Literatura y fútbol. Si alguien los mezcla, perfectos, ese es Galeano en su libro Fútbol a sol y sombra. “Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”, decía el uruguayo. La frase sirve para resumir al Lincoln, al Astana kazajo (de nuevo ya en tercera ronda de Champions), a Islandia en la Eurocopa o al último Leicester que ganó la Premier. “A esta Liga le faltaba un buen pepino”, clamaba el Leganés en su regreso a Segunda. Ya están en Primera. Si alguna vez llegan a jugar una ronda previa en Europa está claro: José Galán podría decirles cómo traducirlo a casi cualquier idioma.