El Mundial de Sallanches de 1980 se recuerda como uno de los más duros de siempre. Tanto que fue bautizado como ‘el circuito de la muerte’. Se subió veinte veces la Côte de Domancy: 3 kilómetros al 8% con rampas máximas del 15%. Cuando el equipo de España terminó de supervisar el recorrido, Juan Fernández exclamó: “Aquí no vamos a acabar ninguno”. Casi acertó, porque solo terminaron 15 de los 107 participantes.
Hinault se acercó al coche del seleccionador azzurro, Alfredo Martini, y se quejó: “Dile que dé algún relevo”. No lo hizo. Aun así, Hinault se marchó en solitario en la última subida a Domancy. Oro.