Tinto de verano
Ozú, Sampaoli
Ozú, Osú u Ofú, ésta última en dialecto de Triana. Lo dice nada y también lo dice todo. En el infernal julio de Sevilla Ozú suele traducirse como “mucho calor”, y correr a las seis o las siete de la tarde está absolutamente contraindicado. Pero ahí que llegó el Profe Sampaoli, que debe tener hielo en la sangre, a colocar sus primeros entrenamientos en la Ciudad Deportiva de la carretera de Utrera y hacerlo bastante antes de que llegase la fresquita. Ozú es lo más bonito que se le ha escuchado a algunos jugadores sevillistas mientras sudaban como pollos...
Milagro islandés
Huyendo del calor se han marchado a Islandia dos humildes futbolistas hispalenses, el mediocentro lebrijano Enrique Rivas y el delantero alcalareño Rubén Rodríguez. Se van a la Segunda del país nórdico: Rivas al Hafnarfjördur de Rejkiavik y Rodríguez, al Fjallabyggd de Ólafsfjördur, ciudad del norte con apenas 900 habitantes donde incluso por estas fechas las temperaturas no suelen traspasar los 10 grados. Esa moda islandesa surgida de la Eurocopa consigue que no un sevillano, sino dos, se atrevan con el frío y con el aburrimiento. Vaya milagro de los gordos.
Amarillo que une
Pero para milagros, colores. O más bien el color que ha unido a tres equipos de esos que viven cerca y se quieren muy lejos como son el Sevilla, el Betis y el Málaga. Lo logra el amarillo, tendencia en estos tiempos de psicodelia que horrorizaría al gran Luis Aragonés, pues huía de él por gafe. Sevilla (albero) y Betis (flúor) lo vestirán en sus terceras equipaciones y el Málaga, de ocre, en la segunda. Tan diferentes pero al final tan parecidos, quizá el fútbol nos una y nos separe a veces tan sólo por lo trivial del tono, de un simple matiz.
Sin guasa en Cádiz
Hablando de tonos amarillos ninguno más genuino, más andaluz que el de nuestro Cádiz Club de Fútbol. Furor en las taquillas de Carranza para adquirir los abonos del esperadísimo regreso a LaLiga2, antes Segunda División A. Y alguna anécdota que tiene su aquel, como la del cadista que una vez recogido el carnet pidió que le cambiasen la factura porque en ella se leía, qué miedo, “Segunda B”. Se la corrigieron ipso facto. Que sí, que estamos en la ciudad de las chirigotas y la risa, pero con ese ascenso que tantas fatiguitas ha costado, guasas las justas.
Cláusulas a la moda
Poco o nada se bromea estos días en Málaga con la clausulita que el Real Madrid ha colocado al prometedor Diego Llorente, central de proyección que jugará en La Rosaleda hasta junio... o puede que sólo hasta enero. Si a Zinedine Zidane le da la gana el equipo blanco podrá recuperar a su futbolista a mitad de campaña, y dejar a Juande Ramos y el malaguismo con un palmo de narices. Vaya nueva moda de contratos estrafalarios, como el de Kranevitter en el Sevilla. El Atlético cedió al argentino con una cláusula del miedo light: podrá jugar contra Simeone en Nervión, pero no en el Manzanares.
Y otra de Joaquín
l Joaquín Sánchez también tiene una cláusula, pero de arte. Puro. Lejos de su mejor versión futbolística en la temporada del regreso al Betis, al extremo portuense hay que agradecerle que siga destilando carisma y humor en noches como la de la presentación de las nuevas equipaciones verdiblancas (sí, una de ellas amarilla). Joaquín coronó la fiesta arrancándose ante 10.000 béticos con uno de sus chistes, tan exprés como veraniego:
—“¿Antonio, tú sigues siendo limpiador de piscinas?”. —“Pues cloro”.
La frase