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Mallejac: otro ‘caso Simpson’ sin final fatal

“Tuve miedo. Entró en delirium tremens y daba saltos hasta el techo de la ambulancia”. Pierre Dumas, médico del Tour entre 1952 y 1969, recordaba así aquel 18 de julio de 1955, cuando el francés Jean Mallejac (2º en 1953) estuvo a punto de morir en las rampas del Mont Ventoux. Fue un anticipo de la tragedia de Tom Simpson. Igual que en ese caso, las sustancias dopantes fueron las culpables de todos los males.

A diez kilómetros de la cima, Mallejac comenzó a hacer eses. Estaba pálido, sudoroso... Y se cayó al suelo con un pie bloqueado debajo de la bicicleta, y con el otro todavía dando pedales en el aire. Cuando llegó el doctor Dumas, le manipuló la boca para que no se tragara la lengua, le reanimó con oxígeno y le puso una inyección de glucosa. El francés fue trasladado de urgencia a un hospital de Aviñón. Por el camino gritaba, gesticulaba, discutía con el médico, le reclamaba que le devolviera su bicicleta...

Cuando Mallejac recuperó la lucidez, dijo que alguien le había intentado intoxicar. El francés compartía masajista con Charly Gaul, que sufrió un problema hepático ese día. El director del luxemburgués, Nicolas Frantz, aseguró que su pupilo había sufrido “una tentativa de asesinato”. Las excusas eran similares, pero resultaba evidente que detrás había un caso de dopaje. En los análisis de orina y sangre posteriores de Mallejac se detectaron varios estimulantes como strichnina, sympanina, orthedrina... El doctor Dumas decidió poner una denuncia contra X por envenenamiento. La Federación Francesa de Ciclismo abrió una investigación. El susto no fue suficiente: doce años después, Tom Simpson murió dopado en la misma montaña.