El título de Portugal no es inmerecido
Está claro que Francia tuvo las mejores posibilidades en la final de la Eurocopa, pero Portugal no es un campeón inmerecido. Los lusos sacaron provecho del nuevo sistema, que les permitió clasificar a pesar de haber sido terceros en la fase de grupos. Y en los octavos de final, al fin y al cabo, vencieron en la prórroga a Croacia, uno de mis favoritos al título. Ahora lo volvieron a hacer ante Francia, en un partido en el que fueron encontrando la línea con el transcurso del juego y en el que dieron la impresión de estar mejor físicamente que sus rivales.
Se podrá discutir por qué todo en la final giró alrededor de un jugador -Cristiano Ronaldo- que no estuvo más de 25 minutos en el campo. Fue una entrada indudablemente dura la de Dimitri Payet, pero no creo que haya sido sucia. Es la típica infracción que puede ocurrir en una final. Hasta el final del partido, las cámaras estuvieron todo el tiempo con Cristiano Ronaldo: cómo estaba sentado en el banco, cómo lloraba del dolor... Y después de que sus compañeros ganaron el partido pudo -esto está bien al ser el capitán- ser el primero en levantar la copa. Contra Hungría y Gales, Ronaldo hizo la diferencia. Su cabezazo contra los galeses seguramente hará que muchos seleccionadores voten por él en la elección del Balón de Oro. Pero sus compañeros también pueden estar felices, porque demostraron que pueden andar bien sin su estrella.
Siendo estrictos, no creo que haya habido un sólo equipo de los 24 que haya convencido en este campeonato. No ha sido un torneo para los amantes del fútbol gourmet. Hubo muchos jugadores que lucieron agotados, lo cual seguramente sea culpa de una larga temporada con muchas competiciones.
Los españoles tuvieron un muy buen inicio, pero quedaron afuera ya en los octavos de final. Así que si tuviera que armar un equipo ideal del torneo, me resultaría difícil. En el Mundial de 1990 hubo muchos alemanes ahí, en 1986 algunos argentinos y en 2002 un par de brasileños. Pero en esta ocasión no creo que haya muchos franceses ni muchos portugueses. Portugal ganó apenas un partido en los 90 minutos de juego, el 2-0 ante Gales en semifinales. Habla bien de la mentalidad de los portugueses el modo en el que fueron elevando su nivel a lo largo del torneo, algo que suele decirse de los alemanes. Alemania dejó las mejores impresiones, pero no pudo ante Francia en semifinales.
Si Bastian Schweisteiger no hubiera confundido fútbol con balonmano contra Francia, como también le pasó a Jerome Boateng en cuartos de final con Italia, tal vez Alemania no hubiera recibido ni un gol en el torneo. Schweisteiger privó a su equipo de la recompensa que merecía. Cuando quieres jugar a toda costa a pesar de no haber tenido ritmo de juego en la temporada, entonces puede pasar que llegas un instante más tarde o haces cosas que normalmente no harías. Y entonces Antoine Griezmann te convierte luego el segundo gol, el único de los que recibió Alemania que no fue penal.
Paul Pogba, el jugador francés de la Juventus, parecía estar destinado a ser una de las estrellas del torneo, pero no es un Messi o un Cristiano Ronaldo aún cuando tenga sólo 23 años. No dio la mejor impresión en el torneo, pero tendrá la posibilidad de llegar al Manchester United de José Mourinho tras el desembolso de 130 millones de euros. Ahí está el dinero de la televisión en Inglaterra. Sólo en el invierno pasado se duplicaron los precios promedio de los futbolistas allí.
Hubo, en realidad, sólo dos estrellas en la Eurocopa. Una fue Griezmann, y no sólo por haber marcado seis goles con Francia. También fue peligroso en la final. Con su gran precisión para los pases, creo que el delantero fue el mejor jugador del torneo. Y por detrás de él el galés Gareth Bale. Estos son los dos rostros de la Eurocopa 2016.
Pero también me sorprendió lo de Eder, quien tras ingresar en la segunda etapa por Renato Sanches marcó el gol del título con un disparo de larga distancia. Es fuerte en el juego aéreo y en el dribbling y es rápido. Me hubiera gustado tenerlo en mi equipo aunque sólo juegue en el Lille cedido por el Swansea y apenas tenga un valor de mercado de cinco millones de euros antes de este gol. Así que visto así, podemos decir que la Euro 2016 ha tenido una acción final que se ha reconciliado con el buen juego.