El fútbol y los héroes inesperados
Se tuvo que marchar al Lille porque no jugaba en el Swansea, entró en el tramo final como apuesta arriesgada de Fernando Santos y marcó un gol para la historia de Portugal. Los caprichos del fútbol siempre guardan un sitio para héroes inesperados. Con su derechazo, Éder le dio una Eurocopa a su país y, en cierto modo, cerró la herida que había abierto Charisteas con otro tanto para la historia hace 12 años.
El fútbol, ese juego de momentos. Esa pelota de Gignac en el 90’ que se va a la cepa del palo y que hubiera cambiado la historia. Lo cierto es que el gol de Éder, más que hacer justicia a Portugal, castigó la poca valentía de Deschamps. Priorizó liberar a Griezmann con un cambio de dibujo que perjudicó demasiado a Pogba y a Matuidi. Querer ganar la Eurocopa con Pogba lejos del área era una temeridad que al final costó cara. Griezmann estuvo mal, Payet también y Francia fue un equipo prácticamente sin talento individual, encomendado a las arrancadas de Sissoko y poco más. Fue un partido tan decepcionante como todo el torneo. Una Eurocopa que vio el fin de la hegemonía española y el inicio de una era menos brillante. Con mucho menos talento individual. No fue un torneo para recordar, pero Portugal tiene un título con el que casi ni soñaba al inicio.