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Octave Lapize dominó los Pirineos asesinos

Los Pirineos se inauguraron en el Tour de 1910, gracias a la insistencia de Alphonse Steines, periodista de L’Auto, que convenció al patrón, Henri Desgrange, con mentira incluida: “Pasado el Tourmalet. Muy buena ruta. Perfectamente practicable”, fue el telegrama enviado. En realidad, su coche se había quedado bloqueado a 4 kilómetros de la cima por la nieve.

Los Pirineos se estrenaron con una etapa entre Perpiñán y Luchon. Hubo que superar el Port, el Portet, el Port d’Aspet y el Ares. Nada comparado a lo que esperaba en la etapa siguiente. Venció Octave Lapize, un menudo francés de 21 años, ganador de la París-Roubaix.

A las 3:30 de la mañana del 21 de julio, 59 ciclistas partieron de Luchon para afrontar 326 kilómetros, con el Peyresourde, el Aspin, el Tourmalet, el Soulor, el Tortes (desaparecido de los mapas en 1920), el Aubisque y el Osquich. Lapize coronó en cabeza los tres primeros, pero todo cambió en el Soulor, donde el independiente François Lafourcade tomó la iniciativa. Quince minutos después de que hollara el Aubisque se vio la figura de Lapize, que subía a pie con su bici. Se encaró con los organizadores y les gritó la famosa frase: “Sois unos asesinos. Sí, unos asesinos”.

Todavía restaban 180 kilómetros y tanto Lapize como Pierino Albini remontaron a Lafourcade. El francés superó al italiano al sprint en 14 horas y 10 minutos, a 23 km/h. Al cierre del control solo habían llegado diez ciclistas y Desgrange decidió repescar a 39.

Lapize aún no era líder, pero acabó desbancando a François Faber y se coronó en París. Ambos morirían en la Primera Guerra Mundial, igual que Lafourcade. El avión de Lapize llevaba el número 4: el dorsal Tour.