El pecado de falta de ignorancia

Un analfabeto tinerfeño que tuvo mucha nombradía en La Laguna, Panduro, solía decir, cuando alguien parecía saber y no sabía nada, que lo que tenía el individuo era “falta de ignorancia”. A Messi y a su padre, a juzgar por la sentencia del juez, lo han condenado “por falta de ignorancia”, por alegarla y no tenerla. ¿Y cómo sabe el juez que el que alega ignorancia no la tiene de veras? Es una de las múltiples preguntas que se hace un inexperto en Hacienda y en declaraciones fiscales, pues habrá un alto porcentaje de personas que, como es el caso, confíen en un pariente, en un experto, etcétera, para que les lleve estos papeles. Por la repercusión infinita que ha tenido el caso (y su resolución en esta instancia) en las redes, muchos podrían deducir algo que recoge Moisés Llorens en AS y que es tan claro como el modo de mirar el fútbol Messi: el futbolista había satisfecho las cantidades que adeudaba a Hacienda.

Ha sido tan implacable el telón de acero metálico que ha entrado a degüello como si Messi se hubiera empecinado en negar su contribución. Tengo mucho respeto por Messi, y tengo muchísimo respeto por quienes defienden a Messi. El ataque que éstos han recibido, paralelo al que recibe Messi, me parece desaforado porque, en efecto, se aleja de todo fuero. Ahora irán al Supremo. Esperen a que se sepa si el jugador tenía o no “falta de ignorancia”.