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Bartomeu o la táctica de la transparencia opaca al por mayor

Menos tiempo, más seguidas. Josep Maria Bartomeu compareció ayer ante los periodistas durante casi cuatro horas. Tras un discurso de 40 minutos aceptó preguntas divididas por bloques (social, económico, patrimonial, legal y deportivo) ante las que no puso límite alguno de tiempo, por lo que se pasó más de tres horas y media respondiendo de todo. Desde el futuro de Neymar, al fichaje de Umtiti pasando por la calidad de los bocadillos del estadio. Todo un ejercicio de transparencia opaca, porque ante tal magnitud de temas, los árboles no dejan ver el bosque. La última rueda de prensa de Bartomeu se remontaba a hace más de un año y sirvió para convocar elecciones. Quizás sería más útil y menos cansado aparecer un poco más a menudo y que las comparecencias fueran más concretas.

Una ensalada. La rueda de prensa estuvo a medio camino del publirreportaje y el escapismo. Lo primero, que venía dado por el orden de los bloques a tratar, versó sobre las innegables bondades del Barcelona como entidad implicada en la educación (Barça Universitat) con la Infancia (Fundació, el club de los niños) y globalidad (peñas e impacto mundial), pero quedó escondido lógicamente por la parte que interesa (que se dejó para el final): la deeportiva.

Filibusterismo. Escuchando a distancia esa rueda de prensa que hubiera firmado (por la duración) el mismísimo Fidel Castro tenía la sensación de que a la vez que responder una vez al año a todas las preguntas, lo que pretendía Bartomeu era agotar al personal y crear un marasmo de datos al por mayor que tenía como objetivo hablar de muchas cosas para no poder profundizar en ninguna. Una táctica que en el parlamentarismo se conoce como filibusterismo y que permite al orador tener la palabra por un tiempo ilimitado mientras siga de pie y no se detenga. Está claro que Bartomeu podía haber seguido horas, pero como tiene un corazón que no le cabe en el pecho, al final se apiadó.

Dudas. Lo curioso es que al final de esas casi cuatro horas sigue sin quedar claro si lo de Neymar se hizo bien o mal y cómo se hizo. Si habrá o no patrocinador. Si será Qatar o dos grandes corporaciones. Lo que sí que me quedó claro es que Bartomeu no entiende porque Laporta se ha molestado.