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MOTOGP | GP DE HOLANDA

Domingo de agua y sorpresas

Lo primero que nos queda claro es que en Assen también llueve los domingos. Y a partir de ahí, que al aguacero que obligó a neutralizar la carrera de MotoGP no podía deparar otra cosa que el sorpresón. Ganó Jack Miller para cerrar un domingo de victorias inéditas: la suya y las de Francesco Bagnaia (Moto3) y Takaaki Nakagami (Moto2). El agua volvió a desnudar el carácter de cada piloto. A Rossi quizá le pudo la ambición. Se fue al suelo cuando lideraba, pero con la pista tan traicionera que no aconsejaba arriesgar tanto. Y Lorenzo apostó por pescar unos puntitos, por pocos que parezcan (seis), para dar carpetazo a ese dolor de muelas en que se convirtió Assen este fin de semana.

¿Y Márquez? Pues los años no sólo sirven para que veamos cómo cambia su cara, su fisonomía, sino también para pilotar de una manera que hace nada nos hubiera parecido ajena a él. La minicarrera a 12 vueltas le permitió luchar por la victoria, aspiraba a reeditar la lograda en Assen hace dos años, ya saben, aquella en la que cruzó la meta simulando nadar sobre su moto. Pero no se la jugó. Vio venir a Miller, adivinó el hambre con el que el australiano afrontaba esas últimas vueltas, y le dejó ir. La calculadora del Mundial le servía a Marc, esos 20 puntos saben a gloria porque le permiten dejar Holanda con 24 de ventaja sobre Lorenzo y 42 sobre Rossi. Este Marc tiene más sangre fría. Es mejor, en definitiva. Tan bueno en domingo como en los sábados de Assen.