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Una víspera un poco extraña

Al margen del cante que pegó Pedro a media mañana, la previa ha estado salpicada de elementos novedosos. Hay menos españoles por las calles. Toulouse se llevó la palma. La afición empieza a reservarse para los cruces. Esperemos que hoy cambie la cosa. También es la primera vez que vamos a jugar sin haber podido probar el estadio donde se juega el partido. El césped de Burdeos es un quebradero de cabeza. Ni con lámparas de gran potencia parece revivir un terreno que no estará bien. Y eso tampoco beneficia a los nuestros. Pequeños detalles que no deberían alterar el estado de gracia de nuestra Selección.

Dicho momento es compartido por todos. Los signos de alegría que vivimos en las calles de Burdeos ayer, así lo demuestran. Resulta baldío decir que aún no hemos ganado nada, que la prudencia que exhibe el seleccionador debería marcar el camino. El aficionado tiene muy reciente éxitos pasados y siente que estamos ante una situación parecida. Ve que el resto de rivales no impresiona y se viene arriba aún más. Los croatas serán una buena piedra de toque pensando en objetivos mayores. No olvidemos que es la primera vez desde 2008, que jugamos el último partido de la primera fase, estando ya clasificados.