Cartas para Cashman, JR y Shumpert
Terminada la agonía, estalla la fiesta en Cleveland, mientras cerca de allí, en un aliviado Chicago, los fans del viejo credo jordánico repiten aquel viejo cántico ritual de 1996, con una pequeña corrección: ‘Seventy-three wins mean nothing without a ring’. Sin el anillo (ring), las 73 (seventy-three) victorias de los Golden State Warriors en esa triunfal, histórica regular season bien poco significan ya. ¿Nada? (¿nothing?). En todo caso, nada y menos. Y, dicen los chuscos, “los Warriors no tendrán que verse con el presidente Trump”.
En 1978, hace 38 años, los Bullets (hoy Wizards) de Wes Unseld y Elvin Hayes fueron los últimos campeones hasta hoy que ganaron un séptimo partido en pista contraria. 38 años. Uno se estremecía ante los implacables Celtics de Larry Bird, se dejó embrujar por los Lakers del Mago Johnson y su Showtime, y se inclinó, abrumado, ante las salvajes proezas aéreas de Michael Jordan y sus Bulls: el Equipo del Destino y de Phil Jackson, como luego lo fueron los Lakers de Kobe, Pau, Shaquille... y Dr. Phil, Maestro Zen. Vence la suprema determinación de LeBron King James, que se preparó en el tórrido verano de Cleveland con arrastres de ruedas de tractor. LeBron lanzaba así al utillero de los Cavs, Mark Cashman, para que pusiese fin a las manos de cartas de Shumpert y J. R. Smith: “Bron dice que nadie saldrá a la pista a entrenarse hasta que no terminéis la mano”. Llegó el anillo, vengan las cartas.