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Esta vez sí, Perú

Esta vez sí pueden sentirse orgullosos los hinchas, los jugadores y el cuerpo técnico. Esta vez sí se intentó hacer fútbol: había un plan claro y se respetó al pie de la letra. Se defendió con sensatez y convicción, con orden y fuerza, sin desesperación. No vimos al tímido equipo desordenado y al que le quemaba la pelota que salió a enfrentar a Brasil. Los peruanos no hacían sombra: molestaban, apretaban, cortaban cuando había que cortar.

Si Colombia fue un equipo parco, se debe en gran medida al trabajo de los peruanos. Desde Guerrero, que presionaba en tres cuartos de cancha, hasta Gallese, cada vez más sólido en la portería. Pasando por Ramos y Rodríguez, una dupla sorprendentemente sólida, y los laterales, cumplidores.

Capítulo aparte para los mediocampistas centrales: Tapia y Vílchez se han graduado en esta Copa América. El primero, a sus veinte años, anuncia que el Perú, después de mucho tiempo, tiene un volante moderno, completo, físico e inteligente. Y, si todo se da como debería, lo tiene para rato. El segundo ha alcanzado su madurez a los treinta años. Un jugador que pocas veces ha destacado en el torneo local, pero que Gareca ha recuperado y hecho renacer. Hay dupla en el medio.

Muy importante también lo de Cueva, un chico de 24 años que ha tenido que quemar etapas en el Perú y en el extranjero para convertirse en un jugador importante. Debo confesar que no le tenía demasiada fe, pero, otra vez mérito del argentino, se ha redescubierto con Gareca. Gran Copa América del nuevo jugador del Sao Paulo, quizás el futbolista que más ha crecido en la selección peruana en el último par de años. También para aplaudir lo de Flores y Polo, dos jugadores jóvenes y muy talentosos, que todavía pueden crecer mucho.

Lo de Guerrero, como siempre que tiene que ser el líder de su equipo en la Copa: corre, mete, aguanta, carga con el peso del partido. Sólo marcó ante Haití, pero su aporte es invaluable. Parece que se siente más cómodo sin Pizarro, asumiendo toda la responsabilidad ofensiva.

Si hacemos el ejercicio de imaginar a esta selección con los “refuerzos” que militan en el extranjero, hay material para ilusionarse. Advíncula y su potencia deberían volver a adueñarse de la banda derecha, Zambrano y Ascues pelearán por un lugar en el centro de la defensa –el segundo podría incluso sumarse al medio-, y Carrillo y Farfán le darán otro vuelo al ataque peruano. Si se consigue mantener la actitud corajuda y valiente, el futuro puede sonreírle a una selección muy golpeada en los últimos años.

A secarse las lágrimas de la derrota y a mirar para adelante: con cautela, eso sí, pero con ilusión.