Cómo suena un gol de España en Hebrón
Hebrón es uno de los territorios ocupados por Israel en Palestina; esa ocupación ha dejado este enclave decisivo de Oriente Medio con la apariencia de una ciudad fantasma en el que todas las cosas, la vida incluso, resultan azarosas e improbables. Por ejemplo, un gol de España.
Sucedió esta vez, como si fuera el ensalmo de las casualidades, al final de una bella colina en la que un grupo de palestinos, amparados por el cielo y el árbol, en el que habían colocado un cartel reclamando la libertad para su tierra, buscaron afanosamente en la red de internet el partido que España disputaba el lunes contra la selección checa.
Estábamos allí con el premio Nobel Mario Vargas Llosa, que es peruano y español a la vez, defiende a su selección de origen, porque es peruano, y como es español defiende lo que haga la roja. De hecho, tuvo que explicarle a un colega israelí, el gran periodista Gideon Levy, que le acompañaba, que en ese encuentro era Chequia la que jugaba de blanco y que España vestía con ese color rotundo que desde los tiempos de Luis Aragonés le ganó su más popular calificativo: ‘La Roja’.
A Mario le apetecía ver el partido, y a todos nos apetecía verlo, incluido Gideon; pero la receta cibernética de nuestros anfitriones palestinos tropezaba con la realidad, y no aparecía nunca la imagen ansiada. Hasta que, finalmente, una emisora palestina dio la señal y nos dispusimos a ver ese angustioso cero a cero que dominó el malhumor de todos nosotros. Hasta que Iniesta hizo un malabar de los que lo han convertido en el mejor jugador de la historia de esta Selección (una opinión extremadamente personal, claro) que encontró a Piqué en el otro lado del mundo para fusilar un cabezazo que quizá quede en el haber del jugador más denostado… de esta Selección.
El grito de júbilo del Nobel fue tan sincero y vibrante como el grito jubiloso de los palestinos y de los israelíes con los que estábamos en aquel lugar aireado y en ese momento feliz, como si por un momento el fútbol y sus consecuencias alegres fuera lo más importante que pasaba en un mundo por otra parte tan atribulado.
He vivido muchos goles en distintas compañías. Es difícil emocionar celebración tan emocionante, sencilla y humana como esta.