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En pie si eres español

Marea roja. En Niza ‘La Bella’, apodo con el que se conoce a la ciudad en la que nació Garibaldi y donde se cocinaron por primera vez los ravioli, disfrutamos del festival de fútbol de nuestra espléndida Selección junto a 8.000 entusiastas españoles que fueron del minuto 1 al 90 el jugador número 12. Me llamó la atención que cada vez que se intuía algo de relajación o una situación de peligro por parte de los turcos, esa infatigable marea roja cantaba al unísono: “¡En pie si eres español!”. Efectivamente, como si la petición se convirtiese en una orden, todos los seguidores que llenábamos las gradas del estadio de Niza con la camiseta roja nos poníamos de pie y ello provocaba a su vez un impulso emocional para todos los hombres de Del Bosque. En realidad, esa frase refleja el sentimiento de admiración que genera el juego desplegado por este equipo desde hace ya ocho años. En Brasil pagamos caro el declive inevitable (el DNI está para algo) de pilares tan importantes como Xavi, Xabi Alonso, Puyol (que ni siquiera llegó a la cita) Casillas, Villa, Torres... La luna de miel no podía durar siempre. Pero Del Bosque ha sabido refrescar con tacto y ambición un equipo que vuelve a entusiasmar al mundo.

‘Killer’ Morata. Le pedían goles al canterano del Madrid y el chaval sólo se ausentó de su cita con las redes rivales ante los checos. Ayer volvió a ser el Morata que deslumbra en la Juve y estuvo en casi todas. Dio un primer aviso con un tiro desde fuera del área. Y en el segundo puso esa cabeza que tiene tan bien amueblada al servicio de España. Nolito le regaló una delicatessen y Morata respondió peinando la pelota en dirección a esa escuadra que perforó el orgullo de los turcos. Pero quería más. Nada más regresar del descanso, aprovechó una genialidad entre Iniesta y Jordi Alba para sumar un doblete que puso cierre al partidazo. Morata será el siete de España muchos años, haciendo honor a ese legendario dorsal que dignificaron previamente Raúl y Villa.

Zasca a la UEFA. Nada más iniciarse el segundo periodo, Iniesta de La Mancha regaló al personal un sombrero que justifica cruzar la frontera para ver un partido de fútbol. Fue un momento mágico. Y ahora entiendo por qué los ciegos responsables de la UEFA no le incluyeron el otro día en el once ideal de la primera jornada de la Eurocopa. Resulta que cuando ayer hizo Iniesta esa genialidad, las dos tribunas reservadas a los invitados UEFA estaban zampándose canapés y poniéndose púos. Así es normal que ni vean ni se enteren ni sepan elegir onces...

Risas con Arda. El partido se puso en un tono tan festivo que resultó grotesco cómo la numerosa hinchada turca pitaba cada vez que tocaba la pelota el indolente Arda, provocando a la vez que los españoles corearan su nombre entusiasmados. Arda, para rizar el rizo, devolvió con un saludo feliz el apoyo de los españoles lo que aumentó la ira de los otomanos. La coña fue en aumento y entre varios sectores de la grada rojigualda empezaron a cantarse el: ‘Hola don Pepito, hola don José’.

Rumbo a París. Primero hay que derrotar a los croatas este martes en Burdeos y asegurarnos así la primera plaza de grupo. Pero este festival de juego nos permite soñar despiertos y no es tan difícil imaginar a muchísimos españoles haciendo reservas pensando en la final de París del 10 de julio. El balón de la Eurocopa se llama Beau Jeu, que significa juego bonito. Pues eso, el balón es nuestro. ¡Viva España!