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Corrimos por Luis

Mexicano. Esta es la vez en la que más trabajo me cuesta escribir. No tiene importancia cómo fue la carrera de MotoGP, la de los demás y la mía, si hice un quinto puesto y si me pareció un buen resultado; explicar lo que pasó con Iannone y Jorge, desde el punto de vista del que estaba detrás; la buenísima victoria de Jorge Navarro y el carrerón de mi amigo Gabri Rodrigo, que soñó con el podio; o aplaudir el final de Moto2 y ese estirón que pegó Zarco que le permitió ganar por delante del nuevo líder Alex Rins. Todo eso se queda en un segundo o un tercer plano porque de Montmeló nos vinimos sin uno de los nuestros, sin Luis Salom, porque tuvimos que hacer de tripas corazón para seguir como si nada un fin de semana de carreras después del golpe tan fuerte que sufrimos todos, con el Mexicano en la memoria, también con su familia, su gente, su equipo… El domingo todos corrimos por él y de una manera o de otra le dedicamos nuestro trabajo, los que habían compartido más cosas con él y los que menos, los que pudieron despedirle desde el podio, los que prefirieron homenajearle desde el silencio y la intimidad, o los que buscamos la manera de dedicarle este fin de semana con un gesto u otro. Corrimos por Luis, sufrimos por él y nos volvimos a casa con un vacío muy grande. Mexicano, siempre estarás en nuestros corazones.

Unidos. El viernes era muy difícil pensar, todos estábamos en shock. Por momentos pensamos que no podíamos seguir corriendo, hasta que nos dijeron que desde la familia y el equipo querían que siguiéramos adelante por Luis. Los pilotos de MotoGP, o al menos los que estuvimos en la Safety Commission, hicimos todo lo que pudimos por quitar los riesgos en esa zona de la curva 12 en la que ocurrió el accidente. Lo hicimos con la seguridad como prioridad y siendo conscientes de que al final somos también responsables de nuestros compañeros de Moto2 y Moto3, que no pueden asistir a estas reuniones. Miramos de correr manteniendo la misma curva donde se había caído Luis pero vimos que el espacio que había entre la pista y el muro era insalvable, era muy poca, y decidimos que por ahí no se podía pasar. Y por eso hicimos la chicane de la F1 y lo mismo hicimos en la curva anterior, porque ya se probó hace dos años. No queríamos que pasara nada. Sé que hubo alguna tensión, alguna diferencia, pero me quedo con lo más importante: al final demostramos la fuerza que tiene la familia del Mundial de Motociclismo cuando estamos unidos, y es así como debemos seguir cuando hay tantas cosas importantes en juego. Probablemente de cada mil veces que hubiésemos pasado por ese punto ni en una ocasión habría ocurrido lo que le pasó a Luis, pero tenemos que tratar de que eso se acerque a cero lo más posible. Somos conscientes de cómo es nuestro deporte y estas cosas demuestran que eso que se dice de que nos jugamos la vida tiene bastante de realidad. Desde Assen nos va a tocar trabajar más que nunca para seguir mejorando esa seguridad, en el Circuit de Barcelona-Catalunya o en cualquier otro trazado. Y cuantos más seamos mejor será nuestro trabajo porque contaremos con más opiniones y más ojos para entender cómo están las cosas.

El gesto. Y sí que voy a comentar algo de lo que ocurrió en MotoGP: el gesto entre Vale y Marc. ¡Ya era hora, lo necesitábamos! Con el golpe sufrido y con todo lo negativo al menos pudimos sacar algo positivo, rebajar un poco esa tensión que vivimos desde el final del año pasado. Lo dije en alguna entrevista este fin de semana, necesitamos que Rossi esté en esas reuniones de seguridad, necesitamos su experiencia y su liderazgo, y si lo que ha pasado ayuda a que las cosas vuelvan a la normalidad al menos algo habremos logrado. Yo también he tenido épocas de rabia por cosas que me habían pasado que yo veía injustas, pero al final te das cuenta de que son tonterías y de que hay cosas mucho más importantes. Ahora tenemos más de dos semanas para pensar y para descansar, porque después todo seguirá hacia delante, aunque no de la misma manera.