Falta de viabilidad en la ACB
Volvió a perder el Barcelona en la Liga de baloncesto, como el domingo pasado, y tampoco pasó nada. Ni crisis por ello en el barcelonismo, ni euforia en el madridismo. Eso es lo que importa esta Liga. Bueno, algo sí pasó: que el Estudiantes, gracias a ganar al Barcelona, no descendió y aún tiene posibilidades de salvarse. Las tiene gracias también a que el Gipuzkoa venció en Manresa. La victoria del equipo local suponía el descenso del Estudiantes, y como esto es lo que únicamente se juega de verdad en las 34 jornadas que dura la Liga, habrá que esperar una semana más para saber quién baja junto al Gipuzkoa, verdugo ayer del Manresa, y a quien precisamente se enfrentará el domingo al Estudiantes.
Eso, si es que de verdad desciende alguien. Llevamos cuatro años que por h o por b los descensos no se consuman; así se han salvado dos veces el Gipuzkoa y el Manresa, y una el Estudiantes, el Fuenlabrada y el Valladolid, club éste que sí perdió la categoría en 2014, mas por problemas económicos que abocaron a su desaparición. Éste es uno de los problemas de la ACB: su falta de recursos que permitan la viabilidad de los clubes. Ayer, en la penúltima jornada de Liga, las canchas estuvieron al 69%, incluidas las invitaciones y pases de favor que se conceden en cada jornada. Es la contradicción de una Liga que se llama profesional y es incapaz de vivir con los ingresos que genera a causa de un sistema de competición que no despierta pasiones.