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Como un Rolling Stone

Actualizado a

Pablo Daniel Osvaldo saldrá una vez más por la puerta falsa de un club importante, y habrá dilapidado su enésima oportunidad en el fútbol de élite. El delantero con pinta de rockero, fanático de la banda de Mick Jagger y que celebra sus goles como lo hacía un tal Gabriel Omar Batistuta fue hallado fumando en el vestuario tras el empate conseguido por Boca ante el Nacional en Montevideo y habría colmado la paciencia de la directiva xeneize.

Dani Stone, como es conocido en la Argentina, tiene todo (o tenía, más bien) lo necesario para convertirse en un delantero top. Fuerza física, remate de cabeza, regate y sentido del gol. Y encima era guapo. Lo cual no pasó desapercibido para los equipos de la Serie A italiana, que le ficharon cuando era muy joven. Pasó por el Atalanta, el Lecce y la Fiorentina, en donde marcó un precioso gol de chilena al Torino que significó la clasificación de los violetas a la Champions League.

Pero en la Fiore también empezó a mostrar su lado más negativo: en un partido fue expulsado y, ante la recriminación de la afición, insultó a la grada. El presidente decidió ponerlo en venta. Llegó al Bologna y después al Espanyol, donde recuperó su nivel y encontró química con el club y su afición. Su talento llamó la atención de la Roma, que pagó más de 20 millones de euros, y en donde firmó dos temporadas más que decentes. Hasta que se peleó con Lamela en el vestuario por no pasarle un balón. Después, como si no fuera suficiente, insultó vía Twitter al entonces entrenador del equipo. La Roma le puso en venta. La selección italiana, en la que era casi un fijo para la lista de la Copa Confederaciones y el Mundial de Brasil, lo borró de su convocatoria.

Recaló en el Southampton de Pochettino por 15 millones, pero el técnico tuvo que ponerlo en venta poco después de ficharlo por pelearse en el entreno con José Fonte, uno de los capitanes del equipo, a quien le dejó un ojo morado tras de meterle un cabezazo. Volvió cedido a Italia, a la Juve, donde alternó poco. La temporada siguiente llegó al Inter, también cedido. Seis meses después, Mauro Icardi decidió no darle un pase en un partido contra la Juve y Osvaldo, visiblemente fuera de sí, se desentendió del juego y corrió hacia su compañero para recriminarle y estuvo a punto de golpearlo. Excluido del equipo.

Luego volvió a Boca, donde pasó unos meses; después le fichó el Oporto por 2 millones y no rindió. Rescindió el contrato y volvió a la Bombonera, donde las lesiones lo mantuvieron alejado del nivel esperado y de la posibilidad de armar una dupla temible con Carlos Tévez. Hace unos días, Guillermo Barros Schelotto, técnico xeneize, encontró a Dani Stone fumándose un cigarro después de los pocos minutos que disputó en Montevideo ante el Nacional. Discutieron. El delantero ahora ha pedido una licencia de 72 horas. Será separado de Boca. Una vez más, por la puerta falsa.

Como escribe Dylan en su mítica canción Like a Rolling Stone: Now you don’t talk so loud (ahora ya no hablas tan alto), Now you don´t seem so proud (ahora ya no pareces tan orgulloso).

¿El futuro de Pablo Daniel? La respuesta está soplando en el viento.