Despedidas de Upton Park y Toni y el legado de Banks en Leicester
El ídolo de los foxes. Gordon Banks estaba en la celebración del Leicester, en la fiesta de todas las fiestas. Banks, el único campeón del mundo del Leicester tras su título en 1966, el autor de la gran parada del Mundial 70 a Pelé, un mito que siempre asegura haber hecho una mejor en una semifinal de Copa de la Liga. Banks y Shilton pasaron por el Leicester, y junto a ellos ya entró en la leyenda Kasper Schmeichel.
PSV. Guus Hiddink dirigía a aquel PSV que fue campeón de Europa en 1988 sin ganar un solo partido desde los cuartos de final. Tenía a Lerby, a un Koeman emergente, a Vanenburg y al gran capitán Gerets. Con dos empates dejaron fuera al Girondins de Burdeos de Tigana y al Real Madrid de la Quinta del Buitre. Y le ganaron la final al Benfica en la tanda de penaltis. El festejo del pasado domingo por una liga que parecía imposible me recordó a aquella noche de la final en Stuttgart.
Un templo. Dice adiós Upton Park, con sus gradas Sir Trevor Brooking y Bobby Moore, sus míticas pompas de jabón y muchos partidos del West Ham para el recuerdo. Sin público, por sanción, se jugó aquel de Recopa ante el Castilla, con la goleada final en la prórroga que puso final al sueño de un filial. Todo empezó en 1904 y hasta esta noche ante el United.
El Santos. “Silencio, juega el Santos” se puede leer en Vila Belmiro junto a magnífica sala de trofeos. Frase de un servidor en este periódico, en un artículo de aquel equipo con Robinho y Neymar. Otro título paulista para el Santos tras un gol a la contra de Ricardo Oliveira ante un espléndido Audax. Santos fue dominado, sólo pudo esperar y contragolpear. Ganó y el Audax se desmembrará porque casi todos sus jugadores acaban contrato. Una lástima, un equipo para recordar.
Se va otro clásico italiano. Marcó 31 goles hace justo diez temporadas, y hasta que lo superó hace días Higuaín nadie había marcado más de 30 goles en Serie A. Se marcha Luca Toni, el nueve de reacción tardía, el goleador que se recuperó a sí mismo. Tocó fondo en Al Nasr, volvió a la Fiorentina y fue tres temporadas el alma del Verona. Uno de esos delanteros que nunca se olvidan pone fin a su prolífica carrera.