El suplicio de Tántalo en amarillo
Leí una vez de pequeñito que a un tal Tántalo los dioses decidieron castigarlo de la manera más dura posible. Idearon una forma de hacerle sufrir de forma eterna y la verdad es que se lucieron. Decidieron hacerle pasar hambre y sed pero que tuviera tan cerca el comer y el beber, que eso le desesperara el doble. Así, lo hundieron en agua hasta la barbilla y le pusieron un racimo de uvas a un palmo de la nariz. De esta forma, cuando el pobre Tántalo intentaba beber el agua, ésta se alejaba de él y cuando intentaba comer los racimos, éstos se elevaban. Algo parecido debieron de hacerle los dioses del fútbol al Villarreal. Es difícil encontrar un equipo que esté tan cerca de la gloria y que se quede siempre a un palmo de lograrla. Es difícil de entender que, tras cinco semifinales, la cosa siempre acabe igual. El Villarreal ve siempre como la gloria le esquiva a pesar de su lucha, su esfuerzo y sus ganas.
Pónganse en situación de lo que realmente es el Villarreal como club y como equipo. Lo que cuesta competir con los más grandes como lo hacen los castellonenses, año tras año. Superar dos descensos y volver con más fuerza, todo ello con una idea de club y de fútbol que sinceramente pocos equipos pueden tenerla pero el fútbol sigue sin premiar este esfuerzo. Sigue dejándole claro al Villarreal que su gloria tendrá que esperar. Lo importante es que como otras veces y con golpes igual de duros, se han levantado y lo han hecho con más fuerza, así que lo bueno del Villarreal es que aunque parezca imposible siempre vuelve.