Otro villano: Westerbauer
Al Betis le ocurren a menudo cosas así, que el central intenta despejar de chilena, el portero duda y el gol lo marca un exsevillista. A Rakitic aún le llaman por Sevilla el Rey de Pino Montano, barrio periférico donde conoció a su mujer y al que el cantante bético Kiko Veneno dedicó una coplilla de Superhéroes espontáneos, inspirado quizá en el club de sus amores. La bética es una historia de ídolos que en cuestión de segundos pasan a villanos; de asnos que la afición pretendió inútilmente convertir en dulces corceles.
Entre esos espejismos anda Westermann. La hinchada ya suspiraba por su gran juego aéreo cuando un soberbio gol en Vallecas le valió el apodo de Westerbauer. Pero desde que se lesionó (en el Camp Nou), el alemán sólo ha aparecido para protagonizar algún papelito como el de su temprana expulsión anoche. Heiko acabará el año confundido entre el montón fichajes-pifia que deja en Heliópolis Eduardo Macià, exdirector deportivo y otra de las divinidades que a las primeras de cambio acabaron en el Infierno.