De lo 'divino' a lo inhumano

Decíamos este viernes que se cumplía un siglo desde el 22 de abril de 1916, el día en que el fútbol pasó de lo humano a lo ‘Divino’, con el debut de Zamora. Pues resulta que justo 100 años después, aquel fútbol que un día fue divino (incluso para el Espanyol, aunque no lo crean) pasó a ser inhumano. Y con Arla de portero. Ya no solo porque el descenso podría quedar a dos puntos del descenso esta jornada (entre otros hay que encomendarse, quién lo diría, al Barcelona ante el Sporting), sino por la sensación que transmite la escuadra perica.

Hoy por hoy, parece el Espanyol incapaz de ganar a ningún rival. No sabe a qué juega, carece de mecanismos defensivos solventes y ni siquiera tiene suerte cuando se arrima al gol. Es como una suerte de terrón de azúcar, apelmazado a la fuerza pero que con un simple chorro de líquido se desvanece; y ahora mismo, cualquier rival le difumina como una implacable cucharilla. Es un equipo sin alma, sin coraje, a imagen y semejanza de su entrenador. Con una victoria, estarían salvados. Lo grave es que ya casi nadie cree en ella.