Un minuto, un bofetón de realidad

Un minuto. Sólo un minuto bastó para que el sueño del Rayo se convirtiera en pesadilla. Ganó el Sporting, empató el Málaga y el colchón de la salvación se redujo de golpe. Cinco puntos y dos miuras contra los que saltar al albero: Real Madrid y Atlético. Ahora más que nunca toca aferrarse a la épica, a la fe, a la identidad. Porque no, Vallecas no se rinde. Es más, se crece ante la adversidad. Queda Liga y, pese a que el calendario no es precisamente un caramelito, queda esperanza. El corazón de los franjirrojos ya se ha acostumbrado a sobrepasar las pulsaciones aconsejables, sus nervios están a prueba de bomba y se masca una permanencia in extremis. Otro Tamudazo redentor...

El partido de La Rosaleda parecía una broma macabra. Se lesionó Zé Castro, luego Javi Guerra (se marchó sangrando por la nariz y aturdido tras una falta en el área que Undiano Mallenco no señaló) y Baena. Sin embargo, el cuadro vallecano se sobrepuso a las circunstancias y se mostró valiente, combativo... pudo sentenciar, pero faltó aplomo para defender el tesoro y lo terminó pagando (en demasía). Pero las buenas noticias vienen en forma de nombres propios: de la tremenda labor de Trashorras y Baena, de la frescura de Embarba, de los Quini y Tito incombustibles... de un Rayo que no se achanta.