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No merece que se dude de él

Realmadrid TV sirvió la imagen al resto de operadores a las tres y cinco de la tarde del día siguiente al partido frente al Wolsfburgo. Entre otras, enviaba la escena de Cristiano Ronaldo sentado delante de su taquilla en el vestuario del Bernabéu después del choque. Respiración profunda, músculos relajados y en silencio cuando a su alrededor el resto celebraba sin complejos la clasificación para semifinales. El reportero que le estaba grabando le dio la enhorabuena y Cristiano contestó levantando el pulgar. En su cara reflejaba la satisfacción por el trabajo bien resuelto. Había sido el gran protagonista.

Parece mentira que con más goles que nadie en la historia de la Champions, 16 marcados en la edición actual a uno sólo del récord que el mismo posee desde 2014, y con 46 goles acumulados en la temporada se debatiera hasta hace no mucho si sus goles son importantes o no. Incluso que se especulara sobre su escasa conexión con la grada del Santiago Bernabéu. Pensar que hemos hablado de esto da vergüenza ajena. Y aún más que se haya dudado sobre la conveniencia de que cumpliera o no su actual contrato con el Real Madrid, que se extiende hasta 2018. Que este tipo de debates lo abran sectores no madridistas parece razonable, que se haga desde el lado blanco resulta absurdo, injusto y hasta mezquino. El madridismo debería tener en cuenta al jugador, con Di Stéfano, más importante de la historia del club de Chamartín. Ya lo es. No hay vuelta atrás.