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El Clásico de las mil motivaciones

El tópico dice que en partidos como este no hace falta inyección extra de motivación en los jugadores. Se presupone que la sangre se les altera con solo olfatear al gran enemigo. Sin embargo, este Clásico rompe los esquemas convencionales, convirtiéndose en el de las ‘mil motivaciones’ para Madrid y Barça, curiosamente siendo la última de ellas la de pelear por el título de Liga. En el resultado hay orgullo en juego, credibilidad, impulso para la Champions, cuentas pendientes, Periscopes de por medio y, por supuesto, la loable intención azulgrana de dedicar un gran marcador a la memoria de Johan Cruyff, grande entre los grandes. La BBC quiere ganar un Clásico por primera vez, Messi y Cristiano desempatar en goles... Hay pique hasta en las porras de las oficinas.

Los jugadores están con ganas de hacer algo grande, como se manifiestan Iniesta y Bale, haciendo de portavoces del vestuario. Y también los entrenadores mascullan su sueño para el sábado. Luis Enrique tendría la Liga en la mano con una victoria y se encumbraría si además fuera con un marcador de impacto. Y Zidane visualiza una noche de gloria en el Camp Nou, la de su consagración, la que despejaría dudas sobre sus capacidades en el banquillo. Todos los actores del Clásico saltarán al escenario con su particular cuenta pendiente, con su motivación entre dientes. La adrenalina se va a disparar sobre la hierba sin necesidad de tener un título en juego. Se palpa en el clima de los vestuarios del Madrid y del Barça: morirán por dar un golpe de autoridad.