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Javi Gracia siempre le estimó

La épocas de mayor estabilidad del Málaga en Primera División han coincidido con la presencia de excelentes porteros. José Antonio Deusto destacó mucho entre 1969 y 1975, periodo en que el equipo ascendió y encadenó cinco temporadas consecutivas con los grandes. Entre 1999 y 2004 Koke Contreras fue insustituible. Dos veces internacional. En 2011 vino Willy Caballero, quien hasta 2014 fue pieza clave en la salvación, primero, y ascenso posterior hasta la Champions del mejor Málaga con Pellegrini en el banquillo. Cuando se marchó al Manchester City, Kameni sostuvo la titularidad, pero siempre apretado por otro gran portero, Memo Ochoa, que jamás bajó los brazos.

Kameni se ganó el cariño de los aficionados que se inquietaron por su lesión, pero más por la salud de la persona que por la seguridad de una portería que sigue estando perfectamente cubierta con la felina experiencia del mexicano, un portero muy mediático en su país, donde no puede ni ir al supermercado con su madre, pero humilde y cordial en las distancias cortas. Una persona normal y corriente, un hombre orgulloso de haber tenido un hijo nacido en Málaga y un profesional excepcional. Ochoa merece tener momentos de gloria.