Aquí dejaríamos correr a los rusos
Finalizaron unos Mundiales de atletismo sin atletas rusos. Fue una medida radical adoptada en su momento por la Asociación Internacional de Atletismo (IAAF) tras conocer el informe de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), que revelaba prácticas masivas de dopaje en Rusia. ¿Pero todos los atletas rusos se dopan? El informe no lo asegura. Incluso de los 150 atletas medallistas olímpicos sospechosos de dopaje, sólo trascendieron los nombres de quince rusos. La suspensión de todo su atletismo es, sin duda, una medida ejemplar y una demostración de la tolerancia cero en la nueva IAAF presidida por Sebastian Coe. ¿Justa? No necesariamente. Mas quedó probado que la élite se beneficiaba de un sistema corrupto que incluía sobornos a la IAAF.
Algún atleta habría que no se dopara, y podría acudir a los tribunales defendiendo su derecho a competir. No lo hace ninguno, porque el deporte tiene códigos que se ajustan al sentido común. Se dan por buenos. Si los rusos estuvieran en España, ya estarían todos corriendo. Los tribunales les darían la razón. En ocasiones, la justicia ordinaria parece ir contra la razón. Vamos a tener un ejemplo de ello muy pronto. La Operación Puerto llega a su fin, y la Audiencia Provincial de Madrid está a punto de ratificar la destrucción de las bolsas de sangre ordenada por la juez Julia Patricia Santamaría. Ese día, decenas de deportistas lanzarán un brindis, y no precisamente al sol. El mundo tendrá motivos para machacarnos. Seremos peor que los rusos.