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Rossi y Márquez: dos gallos

Han vuelto a verse las caras. Es evidente que el uno se la tiene guardada al otro. Ni una mirada, ni una mano tendida. Los cuatro meses de espera no han cerrado las heridas. Ha faltado saber quién es el malo de la película. Márquez no ha dado argumentos a los fans de Rossi para convencerles de que él no fue el culpable; Rossi tampoco a los de Márquez. Los dos están convencidos de ser unas víctimas. Se tomarán la venganza a la primera ocasión. Cuando coincidan sobre la pista, mucho valor habrá que echar para adelantar el uno al otro. Es cierto, y por ello fue sancionado, que Rossi forzó la caída de Márquez. Con patada o sin ella. No es menos cierto, según se desprende de la telemetría, que Márquez jugó con Rossi cuando éste iba a adelantarle.

No estará prohibido jugar, pero es un acto igualmente reprobable. Al no recibir Márquez ningún apercibimiento, Rossi se sintió más ofendido aún. En su razonamiento está que él no hubiera tirado a Márquez de no existir lo que él entiende que fue una provocación. Mas para que Márquez se comportara así hay que remontarse a la semana anterior, a la carrera de Australia. Rossi acabó cuarto, perdió el liderato y acusó gratuitamente a Márquez de ayudar a Lorenzo. Fue una muestra de mal perder, que desencadenó la reacción de Márquez. “Ahora vas a saber lo que es ayudar a Lorenzo”, debió de pensar, y en Malaysia lo demostró. Rossi se encontró con la horma de su zapato. Un gallo tan gallito como él. Este año está por ver quién puede más.