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Pura esencia atlética

Histórico. Cuando Juanfran se acercó al balón pensé que él más que nadie se merecía marcar el penalti decisivo. Jugador de equipo, sacrificado como el que más, siempre pensando en positivo, respetuoso con los suyos y con el rival. No se crió en la casa, pero pronto entendió la manera de ser del Atlético, de su gente, de sus seguidores... Esos segundos antes de lanzar se hicieron eternos. Recé más de lo que lo va a hacer mi hijo Adrián que hará la comunión en un par de meses. Recé todo lo que supe y lo que no. Como miles de atléticos, supongo. Otros seguro que se agarraron a amuletos, pensaron en sus seres más queridos, en los que están y en los que ya no pueden disfrutar de estos momentos con nosotros. Cada uno a su manera ayudó a que ese balón acabara dentro. Algún día nos va a dar algo con este Atlético que tanto queremos. “Enamorados del Atleti, no lo puedes entender....”, reza la canción que entonan los seguidores rojiblancos partido sí y al siguiente también. Enamorados del Atleti por todo, por esa manera de ganar y en otras ocasiones de perder. Estamos entre los ocho mejores equipos de Europa y dispuestos a dar guerra. Pero tenemos que recuperarnos un poco de esta tensión. Disfrutemos, no es para menos.

Creer. “Nunca dejes de creer”, se pudo leer en el mosaico gigante que hubo en el inicio del encuentro. Y eso resume mejor que nunca el sentir de esta plantilla, del Cholo, de los futbolistas, del cuerpo técnico, de la afición... Ellos creen y lo transmiten a la hinchada. Y la gente va a muerte con los suyos. Si hay que llenar el estadio, se llena, se anima, se chilla, se da todo lo que uno lleva dentro... Nunca dejes de creer. En otras ocasiones el Atlético hubiera perdido esa tanda. Pero la ganó, como también lo hizo el año pasado ante el Leverkusen. Son partidos inolvidables, de esos de los que siempre nos acordaremos. No por el juego, pero sí por todo lo que rodea al partido.

Pasión. Estuve en el Calderón por la tarde y allí pude hablar con muchos peñistas venidos de todas las partes del país. Hablé con los peñistas de Lorca, también con los de la peña Costa Rojiblanca de Alicante, con la gente que vino de Granada... Reí y disfruté con mi amigo JosÉ y su familia, de Guadalupe, desde La Posada del Rincón al Calderón... El estadio era un hervidero de aficionados horas antes del partido. ¡Cuánta gente lo dejó todo ayer por ver a su equipo, por disfrutar, por animar, por sentirse partícipe del triunfo! Hablé también con hinchas del fondo sur, orgullosos del apoyo que había recibido el Atleti en la previa en el hotel de concentración. La vuelta a casa después de haber perdido una final o un partido importante es dura. Pero llegar a casa como un campeón.... eso no tiene precio. Y eso sintieron todos los seguidores cuando se fueron a acostar, que son campeones.

El delirio. La afición no quería abandonar el estadio. Cantaba el himno, jaleaba a los suyos, se hacía fotos, llamaba a sus amigos y familiares... Eso es el Atleti. La afición le pedía a Simeone que los futbolistas saltaran de nuevo al campo. El equipo sufrió mucho, demasiado porque es mejor que el PSV. Pero sufriendo sabe mejor. Sufriendo se vive momentos como el de anoche. El Atlético estará mañana en el sorteo. Torres, que le dio otro aire al equipo cuando salió, dijo que no quiere despedirse sin ganar un título de rojiblanco. Y los del Cholo lucharán por ello. Todo lo que se vivió ayer fue pura esencia rojiblanca. Enamorados del Atleti.