El triatlón particular de Jorge Ureña
Jorge Ureña batió este invierno el récord de España de Antonio Peñalver, que databa de 1992. Con esos 6.076 se puso en su momento líder del año y se ganó la invitación a los Mundiales de Portland. En principio pensaba no ir y competir en los Nacionales de Madrid, pero cuando llegó la invitación formal de la IAAF se lo replanteó y decidió acudir a EE UU. "Era una buena oportunidad. Lo hablé con mis entrenadores y al final iremos", contaba el de Onil, la cuna también de Eusebio Cáceres.
Su respuesta afirmativa conllevó no competir en las combinadas de los Nacionales, pero decidió hacer un particular triatlón: pértiga, vallas y longitud. El experimento comenzó accidentado porque Jorge pasó tarde la cámara de llamadas en pértiga y casi no le dejan competir. De hecho, obtuvo el permiso ya cuando el listón estaba en 4,90 y, "sin calentar, ni nada", el resultado sólo podía ser uno: un rosco, eliminado. Eso fue por la mañana, donde pasó a semifinales de vallas.
Llegó la tarde. Y corrió la semifinal de 60 vallas, su prueba fuerte donde acredita 7,83. Pasó sin problemas, pero mientras tomaba un café para espabilarse, Jorge contaba: "Me he sentido raro, con sensaciones no muy buenas". En la final, no encontró su mejor versión y, a pesar de ello, casi rasca medalla. Fue cuarto. Pero con su marca personal habría batido a Quiñónez (7,86). El experimento seguía sin funcionar... Quedaba la longitud. Y allí, con un salto de 7,49 subió finalmente al podio que coronó Okutu. El triatlón particular de Ureña tuvo final feliz. Ahora le toca afrontar las siete pruebas en Portland.