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Rocambolesco incendio en el banquillo de Boca

Arruabarrena. “Creo que tu ciclo está terminado”. 19 meses después de llegar a Boca, apenas cuatro después de convertirlo en campeón de liga, Rodolfo Arruabarrena fue despedido. Había rozado ya el palo de la destitución y, pese al apoyo de jugadores e históricos, no sobrevivió a la derrota ante Racing. Y al instante, volvió a sonar el favorito: Schelotto. Cinco partidos duró la experiencia italiana del Mellizo. Llegó el 11 de enero al Palermo y al mes estaba fuera por motivos burocráticos, al no tener una experiencia de cinco años. Y no quiso seguir con Tedesco poniéndole el carnet. El presidente Zamparini dice que se fugó para dirigir a Boca, porque el despido del Vasco estaba cantado. Ya hay acuerdo: dirigirá a Boca.

Sampaoli. Y al calor del despido de Arruabarrena, una reunión misteriosa y extraña en Santiago de Chile. A un lado, Matías Ahumada, tesorero de Boca, y Adrián Rouco, representante de Tévez; al otro, Jorge Sampaoli, el exseleccionador de Chile. Un encuentro clandestino del que enseguida se dio publicidad. Y que no era el primero: ya se había dado una semana antes en Buenos Aires un encuentro con el emisario xeneize. Un técnico que venía de decir que no entrenaría jamás a Boca por el sentimiento que profesa a River dialogando con Boca. Dijo que no, eso sí.

Larrondo. El heredero de Sampaoli, Pizzi, anda de conversaciones con jugadores en sus primeros días. Estuvo por Europa de gira, pero con el ojo y el teléfono puesto en Sudamérica. Hablando por ejemplo con un jugador parecido a Ibrahimovic pero con menos repertorio. Marcelo Larrondo, delantero de Rosario, goleador y corpulento, 27 años, que apunta como novedad para la primera lista de Macanudo. Es argentino, de padre chileno. Puede. Hay curiosidad por conocer esa primera nómina. Como en diez días, en vísperas de medirse a Argentina, se resolverá el enigma.

Justo Villar. La liga chilena está lejos de las principales. Pero la estadística sólo mide números. Y hablan de que ahí juega el portero de mejor rendimiento del planeta. Incluso mejora los guarismos de Oblak. Es Justo Villar (lo vieron en el Valladolid), arquero de Colo Colo, campeón vigente y líder. Ha encajado dos goles en siete encuentros, 0,28 por partido (Oblak lleva 0,40). Un sistema ordenado y un portero sobrio y seguro. Una barbaridad.