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Mora

Balón a Llull… ¡y partido ganado!

Llull otra vez. Como en la Copa hace diez días ante el Baskonia. Como ante, también el Valencia, en los playoff por el título de la pasada Liga. Como ante el Kazan en la Euroliga hace un año. Como en la final de la Copa 2014 ante el Barcelona. ¡Como una y tantas veces! No es de extrañar que este jugador enloquezca a los aficionados del Madrid. Ni que despierte la admiración de todos los aficionados del baloncesto. Ni siquiera que sus canastas despierten la curiosidad de incluso las personas ajenas al deporte. Llull es único. Llull es un genio. ¿Y cómo no está en la NBA? Porque no quiso. Ha sido de los pocos jugadores que ha dicho no a la NBA. Aquí se divierte más. Aquí gana más títulos. Aquí tiene su mundo. Aquí no tiene límites.

Llull había metido muchas canastas ganadoras, pero ahora llega más lejos todavía. Si el Madrid pierde en el último minuto por media docena de puntos, ¡todos los balones a Llull! Pasó ante el Baskonia, y anotó los últimos ocho puntos del equipo. Ayer, lo mismo. Perdía el Madrid 92-87, y él se encargó de arreglarlo. Primero, un triple. Luego, una entrada a canasta para empatar. La cosa se complicó al anotar el Valencia a falta de tres segundos. ¿Problema? Ninguno. Balón a Llull, y canasta desde su propio campo. Tres puntos y partido ganado. ¿Un churro? Si fuera la primera vez que mete ese tipo de canastas, quizá. Siendo la enésima, pero la más espectacular, puede que hayamos asistido a la canasta del año por parte del jugador más desequilibrante de Europa.