Simeone retrata a Zidane
No me esperaba un partido así”, dijo Zidane tras la debacle madridista. No sabemos qué partido esperaba el francés, pero hasta el último aficionado sabe que el Atlético de Simeone apoya su energía en la medular, achica la salida de balón y busca superioridad para recuperar balón y salir en velocidad. Es decir, las cuatro claves básicas con la que ayer se defendió de manera impecable, desarboló al Madrid y marcó su gol en una llegada de Griezmann. ¿Tampoco nadie sabía cómo llega Griezmann desde segunda línea? Todo sucedió tan sujeto a guión que obliga a dudar sobre el trabajo táctico de Zizou antes del encuentro.
Sin balón. El Atlético no quiso el balón porque no le interesó (69% de posesión para el Madrid). La batalla de Simeone estaba liderada por Saúl, Augusto, Gabi y Koke, con la incorporación intermitente de Griezmann en una línea medular soberbia. Ahí disolvieron a James e Isco, quienes nunca supieron jugarles. Ni estuvieron rápidos, ni asociativos, ni creativos. El colombiano dio un petardazo y el malagueño no compareció. Ni siquiera tener el balón les permitió aportar soluciones al bloqueo rojiblanco, más allá de algún chispazo.
Y sumemos: Benzema salió a jugar al sesenta por ciento, en otra decisión discutible de Zidane. Es decir, a Oblak apenas le hizo cosquillas el Madrid en lo que se refiere a juego ofensivo, a presión de área, a oportunidades de gol. Así, firme atrás y dueño del centro del campo, el Atlético perdió la timidez y avisó con un chutazo de Griezmann al que Keylor respondió con un vuelo imponente.
Sin reacción. El Madrid tiró apenas seis veces a Oblak en la primera parte, solo una de ellas a portería. A la vez, crecían las imprecisiones de James e Isco, sometidos a la presión de la ordenadísima línea media del Atlético. Modric tampoco se estiró y Kroos tenía bastante con meter basura bajo la alfombra.
Solución de Zidane en el descanso: Mayoral por Benzema, que estaba cojo. ¿Y ningún retoque más? Aguantó hasta que el Atlético se puso 0-1 para quitar a James por Lucas Vázquez y viendo que ya todo parecía tarde metió a Jesé por Isco en el 70’. Simeone tenía el partido donde quería, controlado, con marcador a favor y Oblak muy poco exigido: un cabezazo de Cristiano y un par de tiros a puerta. La batalla estaba ganada.