Pues el Madrid es el campeón de la Copa de baloncesto. En contra de los pronósticos de todos los entrenadores de los equipos no clasificados, que dijeron que el torneo lo ganaba el Valencia, el Baskonia o el Barcelona. Quienes sí acertaron fueron los aficionados. En las casas de apuestas el favorito era el Madrid. Y no una vez conocida la final, sino desde antes de que comenzara el torneo. El Madrid, efectivamente, se ha hecho merecedor de un crédito que los entendidos le niegan. El equipo no atravesará un buen momento de juego, no estará en su mejor temporada, no habrá acertado con los fichajes, pero Laso le ha devuelto el gen ganador, cuya máxima representación es Llull. Metió al equipo en la final, y ya todo resultó más fácil.

Y eso que la final no fue un paseo, lo que demuestra que este Madrid no alcanza el nivel del año pasado, donde puso el listón muy alto. En la Liga ha mostrado debilidades, en la Euroliga pasa auténticos apuros y en la Copa ha sido campeón, justo campeón, más favorecido por las eliminaciones del Barcelona y del Valencia. Pero el Baskonia le plantó cara, y salió airoso; el maestro Aíto, con un modesto Gran Canaria, también, y aunque no venció por KO, sí lo hizo claramente a los puntos. Los méritos del Madrid en esta Copa han sido indudables. Se añade la gran trayectoria del equipo desde que está Laso, y hay que felicitarle. Lo que esté por venir, vendrá, pero al Madrid siempre habrá que tenerlo en cuenta. Por encima de lo que digan los entendidos.