Cristiano nunca se había ido

La mejor versión de Cristiano está de vuelta. Una gran noticia para los madridistas y los aficionados al fútbol a los que, con independencia de sus preferencias, les gusta ver cómo las grandes figuras saben erigirse en grandes maestros de este adorado deporte. En realidad, Cristiano nunca se ha ido. El problema es que nos ha acostumbrado a estar siempre a un nivel de juego tan elevado que a todos nos extraña cuando no marca el número de goles que en él son habituales o sus actuaciones no son tan espectaculares como a todos nos gustaría ver en un partido sí y en otro también. Pero Cristiano es humano. Lo que no le podemos exigir es que funcione como si fuera la máquina de una gran cadena de producción aunque, como gran profesional que es, trabaje a diario para que su rendimiento no decaiga.

En Roma, Cristiano marcó un gol primoroso, copia del que había hecho antes al Athletic en el Bernabéu, la guinda de una exhibición que le ha valido ser considerado como el mejor futbolista de la semana europea. Pero él no quiere ser solo flor de una semana. En su horizonte está el serlo hasta final de temporada para poder ayudar a su equipo a ganar la Champions y a conseguir, en París, el gran título que le falta con la camiseta de su país. Esa es la esperanza de los madridistas y de los portugueses.