Abelardo y Luis Enrique: aquellos maravillosos paños
Todos tenemos una foto atroz: en la primera comunión o en el primer acné, en los tiempos de la melena o del desmelene. Esa fotografía es nuestra kriptonita y en las manos equivocadas podría destruirnos.
Vean si no. No hay disculpa para esta imagen, aunque sí explicación. Corrían los turbulentos años 90, pero todavía intentábamos superar los estragos de los 80. Las hombreras campaban a sus anchas y a los estampados de cuadros se les atribuían virtudes, más allá de las alucinógenas. Los futbolistas no eran como los de ahora. Igual les daba vestirse con unos pantalones sobaqueros que una chaqueta heredada del yeti. Cualquier prenda era ponible si se le arreglaban las mangas, el bajo o la sisa. Luis Aguilé seguía siendo el referente en corbatas. Abelardo y Luis Enrique son perfecto ejemplo del caos estilístico, tributo a Warhol y homenaje a Charlie Rivel. Por fortuna, la foto es en blanco y negro; de ser en color, la explosión cromática podría cegarnos.
El consuelo de los protagonistas es que son amigos desde la infancia y fueron compañeros de equipo desde tan tierna edad: Xeitosa, La Braña, Sporting, Barça, Selección. Podrán, por tanto, superar el trago juntos y animarse con la única frase que proporciona alivio en mitad de tanto drama: “Pues anda que tú”.
Nada queda de aquellos guajes. Abelardo se adorna con una calva impoluta y Luis Enrique explota al extremo el look casual-desaliñado. La foto persiste, sin embargo, y debe ser utilizada. Los periodistas que cubren las conferencias de prensa de Luis Enrique deberían guardarla en sus carteras. En los momentos más duros, bastaría con echarla un vistazo para recuperar la alegría. Llegado el caso, incluso, se podría voltear hacia el entrenador para provocarle la risa o el llanto. Recuerda que eres humano y recuerda que fuiste clown.