P. P. San Martín

Otra final de oro para el recuerdo

Hace veinte años fui testigo directo del título que España ganó a Rusia en Córdoba. Se dice que aquel partido fue histórico, de poner los pelos de punta. Y lo fue. Y también lo ha sido esta final de Belgrado, que he seguido por televisión emocionado, recordando a tantos que abrieron el camino del fútbol sala, que han luchado por dignificar este deporte y que han hecho de la Liga Nacional un modelo para el resto del planeta. Ayer sentí aquel espíritu de Córdoba, el de unos jugadores españoles desbocados en busca de la victoria, el de un equipo virtuoso con el balón.

Hace veinte años Paulo Roberto, Vicentín y compañía dieron un concierto inolvidable bajo la batuta del maestro Javier Lozano. En Belgrado han sido Miguelín, Pola, Alex, Rivillos, Sedano y absolutamente todos bajo la dirección de un gran estratega, José Venancio, los que han escrito otra página de oro inolvidable, con un fútbol sala vivo, trepidante, técnico, táctico y de hermanos. Porque la gran virtud de esta Selección mermada por bajas importantísimas ha sido su compromiso de grupo, la piña que han formado, la fuerza de pelear por el orgullo del escudo y por la brillante historia del fútbol sala español, que exigía esta preciosa exhibición. Enhorabuena.