Quizá valga una frase para resumir lo que es Oblak en el Atlético: muchos aficionados ya no se acuerdan de Courtois, el meta belga que hizo historia en la entidad. Parecía imposible encontrar un guardameta que tuviera un rendimiento parecido al suyo y, sin embargo, el Atlético lo ha encontrado en este meta esloveno que transmite tanta seguridad a la zaga rojiblanca. Y lo más alucinante de todo es que Oblak tan sólo tiene 23 años. Viéndole en el campo se antoja imposible pensar que tiene esa edad, pues tiene una personalidad y un saber estar impropio de esa juventud.
Oblak tuvo un mal comienzo en el Atlético, pero se supo sobreponer a ese mal inicio y cuando le tocó jugar en un momento complicado para el equipo (en la eliminatoria de Champions contra el Leverkusen), respondió a las mil maravillas. Desde entonces sólo ha hecho que crecer en el equipo rojiblanco hasta convertirse en uno de los ídolos de la grada del Manzanares. Su nombre ha sonado para ocupar la portería de los grandes de Europa y seguro que volverá a sonar este próximo verano. Pero él sigue a lo suyo. Se entrena, sale a jugar, para casi todo lo que le llega y se marcha a casa tan tranquilo como llegó. Parece sencillo. Como parecía hacer olvidar a Courtois. Y era una tarea casi imposible.