NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Otra vez Sevilla y el sueño roto

Sevilla, otra vez Sevilla. Allí perdió el Celta su última final de Copa hace quince años y allí enterró ayer todas sus ilusiones coperas de este curso. En el penúltimo peldaño. Las lágrimas resurgieron de nuevo en la misma ciudad, que no en el mismo estadio. En La Cartuja hace década y media. En el Sánchez Pizjuán ahora. El mismo sueño roto. Vigo anocheció ayer desangelado, sin consuelo posible. Cada aguijonazo de Gameiro fue recibido como una puñalada en el corazón entre los aficionados célticos, que asistían con vida a su propia agonía. Y para mayor crueldad, deberán certificar su muerte dentro de siete días en casa.

El Sevilla fue justo vencedor, aunque el resultado parece abultado. No hubo tanta diferencia sobre el campo. Quizás sí en las áreas. El ataque hispalense se comportó como un asesino en serie. El Celta fue excesivamente cándido. Orellana tuvo su peor noche de los últimos meses, Guidetti no apareció y Nolito estaba en Vigo. Aspas lo intentó, pero no fue suficiente. Y enfrente Kevin. Ese chico con nombre de protagonista de serie americana es un torpedo. Su velocidad es un arma de destrucción masiva.

La defensa olívica también puso muchas facilidades. Jonny, en muy baja forma desde hace tiempo, parecía empeñado en amargarle la noche a Rubén. El portero estuvo espléndido, hasta que lo encerraron en una jaula de leones. Vendido en los cuatro goles por culpa de errores impropios en profesionales. Fue bonito mientras duró, se escucha en Vigo.