Más líder
Puede un equipo ser más líder en una jornada respecto a la anterior, por el hecho de haber aumentado su diferencia con el segundo clasificado?
La palabra líder procede del inglés leader, que significa guía (es decir, el que conduce a otros). Entró en nuestra lengua para referirse a dirigentes políticos o sociales, a gente con carisma y capacidad de arrastre, a seductores de las masas. Se escribió al principio leader (así lo hace el novelista cordobés Juan Valera, que habla en 1878 de “nuestro leader Sagasta”). Después se impone la grafía líder a principios del siglo XX, y Rafael Alberti, por ejemplo, escribió esta palabra en los años treinta para referirse a un “líder obrero”.
Aquellos líderes de antaño encabezaban movimientos, vuelcos electorales, cambios sociales. Y años más tarde se transfirió el significado al líder que encabeza una competición deportiva.
Por tanto, un líder se define hoy en día por su capacidad de dirigir o por su condición de ser “el primero”. Pero si un equipo es el primero en una jornada y se distancia en la siguiente… “¿puede ser más el primero?” (“¿puede ser más líder?”). La lógica nos dice que no: que será un líder más distanciado, pero no un líder de más tamaño.
Sin embargo, una duda mayor nos asalta con este término: la Academia ha admitido ya el femenino “lideresa”. El Partido Popular tiene así, por ejemplo, un líder (Mariano Rajoy) y una lideresa (Esperanza Aguirre).
Pero según esa lógica, la Ponferradina o la Balompédica Linense, o la Gimnástica Arandina… podrían ser llamadas “¡lideresas!” cuando encabezasen una clasificación. Y si aumentasen su ventaja, serían “más lideresas”.
Menudo lío tenemos montado.