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El Madrid se autoderrota

Que el Madrid no se rasgue las vestiduras por perder en el último segundo por un punto con el Barcelona. Sí, esa jugada, la del lanzamiento de Doellman, siempre podrá considerarse de fortuna, porque el tiro entrará o no, independientemente de cómo se haya defendido. Pero la verdadera razón de la derrota, o de la victoria del Barcelona, es otra. Que el resultado reflejara un solo punto de diferencia parece un milagro. Se diseccio­na el encuentro, y el Barcelona tenía que haber ganado con holgura. En tiros de dos, el porcentaje de acierto de ambos equipos fue el mismo: 55%; en tiros de tres, el Barcelona transformó el 54% por el 40% del Madrid; en tiros de uno, el Barcelona anotó el 90% y el Madrid, el 66%.

El problema, por tanto, lo tuvo el Madrid. Gracias a que cogió más rebotes ofensivos, lanzó más que el Barcelona. Pero no lo aprovechó. Falló 39 lanzamientos (18 de dos, 18 de tres y 3 de uno) por 27 del Barcelona (15 de dos, 11 de tres y 1 de uno). En la defensa a Doellman tampoco anduvo muy fino. Doellman anotó el 0-6 de salida; también, el triple del último segundo que metía a su equipo en el partido justo antes del descanso (del 48-34 al 48-37); para rematar, fue el autor de la canasta ganadora. Es palpable que el Madrid tiene mucha responsabilidad en sus derrotas. En cuanto se enfrenta a un equipo de nivel, pierde. Señal de que la cosa no funciona. Y la cosa es grave. Si a los problemas en la defensa se une el desacierto en el ataque...