El rugido no asustó al Barça
Se vació el Athletic, pero se topó con un Barça superior, muy puesto para la que se esperaba una batalla de alto voltaje. La briosa salida de los leones no tuvo premio y la primera ruptura de líneas en la presión se saldó con el gol de Munir, aunque medio tanto fuese de Rakitic. El 0-2 fue un obsequio que agradeció Neymar, al que le hubiese dado tiempo para tirarse al suelo y marcar de cabeza. Al brasileño se le vio con la pierna encogida, quizás porque le habían mediatizado algunos forofos diciendo que en San Mamés iban a ir a cazarle. Una falacia.
González González arbitró con templanza y estilo, dejando mal al técnico del Barça, que escuchó de la grada un cántico atinado: “¡Que pite, que pite, que pite Luis Enrique!”. Su equipo, con todo el arsenal que tiene, no necesita poner bajo sospecha a los colegiados. El gol de Aduriz llegó tarde, aunque metió intriga en el tramo final, en el que Ter Stegen evidenció su calidad. Se le pone imposible a los leones la eliminatoria, aunque con el ardor que tienen no se les puede dar por muertos. Con Messi y Suárez en baño y masaje, una gesta en el Camp Nou con este marcador se antoja una quimera. Reflexionemos todos, como dijo el atinado Txingurri en la víspera, dejemos a los colegiados en paz. Si no, es mejor enchufarse a la Premier.