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El derbi que acabó en odisea

El tercer derbi en apenas 11 días se presenta como el más descafeinado por el 4-1 de la ida pero a la vez como el más peligroso. Las llamadas a la paz de Collet primero, y de Galca y Luis Enrique ayer, no parecen haber calado en una afición perica desbordada por los acontecimientos. El objetivo en realidad no debe ser otro que deportivo: demostró ya el Espanyol tanto en el 0-0 de la Liga como en la primera mitad del Camp Nou que, sin lesiones (como pasó con Asensio y Caicedo) ni expulsiones, no fue en ningún momento inferior al Barça.

Al hilo de estos días de homenajes a David Bowie, tiene algo este derbi de aquel Major Tom de su ‘Space Oddity’. El Espanyol, igual que el astronauta de la canción, acapara la atención de forma súbita, por unos días, aunque debe saber que todo lo que diga hoy será utilizado mañana en su contra, como los detenidos, y sin presunción de inocencia. Y pronto le llegará la desconexión, como al Major Tom, a la espera de los millones de Chen Yansheng. También en una órbita propia viven los pocos culés que avivaron la crispación: “Control terrestre a Major Tom”, deberían haberles avisado, para evitar males mayores. ¿Remontar? Eso ya sería de otra galaxia.