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Un mal de altura con sabor a ‘mili’

Por si la hora de las comidas —cada uno con su bandejita, todos en fila india— no me recordara suficientemente a la mili, ahí estaba el avión para hacerlo. El Ejército Boliviano nos llevó a Salta a salto de rana. Despegamos de Uyuni, aterrizamos en Tarija. Repostamos. Despegamos de Tarija y aterrizamos en Salta. Dijimos que aquí apretaría el salteño Benavides, y lo hizo, lo suyo fue un tiro al palo: se le escapó la victoria en motos. Era el más esperado aquí, donde otros no son bienvenidos. La Fundación para la defensa del Ambiente (FUNAM) presentó una denuncia contra políticos y organizadores del Dakar por permitir que la carrera pasara por el Parque Nacional Los Cardones. La denuncia sigue su curso. Los cardones, unos cactus enormes, siguen en pie. Mil años.

La carrera vuelve a Argentina tras subir a Bolivia. Atrás quedó el mal de altura, que en quads no hizo otra cosa que situar a los hermanos Patronelli, primero (Alejandro) y segundo (Marcos) en la general. Vuelven al Dakar (ganaron en 2010, 2011, 2012 y 2013) tras un tiempo dedicado a los negocios familiares. En Uyuni perdieron un rival directo, ‘El Perro’ Casale. Muerto el perro, ¿se acabó la rabia? “No hay que fiarse”, dicen los hermanos de Las Flores. Entre flores y cardones viaja el Dakar. Pocas ciudades pisamos.

Dicciodiario: Apolillar. Dormir. Así estuvieron muchos en Uyuni, periodistas y pilotos, por el mal de altura. La especial Uyuni-Uyuni arrancaba más tarde que nunca y a alguno, como Villagra, que lideraba en camiones, se le pegaron las sábanas. Que aquí no hay.