Una Vuelta muy apañadita

La Vuelta desgranó su recorrido. AS se lo había ido adelantando, pero faltaba por conocer los detalles, esa letra pequeña que permite una mejor valoración del recorrido. Vaya por delante una consideración: este año es olímpico y eso lo condiciona todo. El Tour se celebrará del 2 al 24 de julio, y 13 días después será la carrera en ruta de los Juegos. Carrera, por cierto, durísima, con tres subidas de nueve kilómetros en el tramo final. Los ciclistas tendrán el tiempo justo para descansar, viajar a Brasil, adaptarse al cambio horario, conocer el recorrido y hacer algún entrenamiento. A las dos semanas de esta carrera llegará la Vuelta. Del 20 de agosto al 11 de septiembre. ¿Qué fuerzas y ganas les quedarán a los mejores ciclistas para participar en ella?

Muchas, desde luego, no. Por eso ha habido que dibujar un recorrido no demasiado exigente. Con diez llegadas en alto, pero con poca chicha antes. En algunas etapas, ninguna. Se quita la etapa del Aubisque en Francia, la de los Lagos con el Fito y la de Bilbao con Alisas, y no hay ninguna que contenga puertos de primera entre la salida y la llegada. Todo lo duro o lo interesante queda para el final. Así no se asusta al ciclista, pero se mantiene el interés para el aficionado, con esos finales de etapa explosivos que tanta gente ha arrastrado hacia el ciclismo. Finales tremendos, con rampas superiores al 20%, tales como Ézaro y La Camperona, a las que se une Camins del Penyagolosa. Se añaden los otros siete finales en alto y queda una Vuelta muy apañadita.