Rafa desea que le admitan
Nadie puede cuestionar el currículum de Benítez, ni sus títulos. Pese a ello, él se encarga de recordarlo de cuando en cuando. Ayer fue una de tantas. Hace bien. Se lo ha ganado a pulso. Pero del mismo modo sabe que no ha caído de pie en el Bernabéu. Y eso le reconcome. Porque se considera un hombre de la casa, que conoce las exigencias y los entresijos del club. No es suficiente. El socio demanda resultados y buen juego. Hoy, en Valencia, donde tuvo que soportar pese a los títulos aquello de “Rafa vete ya”, tiene una nueva oportunidad de meterse en la pelea por la Liga tras el traspié del Barça. Estamos justo en la misma situación que se vivió en Villarreal. Aquello finalmente acabó en batacazo prenavideño. Allí se terminó el periodo de indulgencia que se le da al recién llegado.
Tampoco sirve como argumento quejarse veladamente de que tiene unos condicionantes ofensivos que alteran el equilibrio con la famosa BBC. Cuántos de sus colegas le envidian por ello. A Luis Enrique no se le ve molesto por tener que adecuar el equipo a su famoso tridente formado por Messi, Neymar y Luis Suárez. Bendito problema. Ancelotti tardó tiempo en cogerle el pulso a tan manido asunto y acabó triunfando. Llegó la Décima en Lisboa y, lo más importante, el cariño de los aficionados madridistas y también de la plantilla blanca. Eso es lo que está reclamando a gritos Benítez, pero depende única y exclusivamente de él. Si hoy se acerca a la cabeza y gana en un campo de los llamados complicados, como es Mestalla, habrá dado un primer paso.