El Athletic no mereció la derrota
No fue justo. El Athletic mereció puntuar en el Vicente Calderón. La diferencia estuvo en el nivel de acierto de dos de los tipos más efectivos de la Liga. Aduriz no logró superar a Oblak en la mejor jugada de todo el partido, mientras Griezmann sigue con el Athletic entre ceja y ceja. No le perdona una. Rico se durmió con la pelota y el diablo de Macon se lo hizo pagar. Valverde llevó el partido al terreno que quería: su equipo remató más, ganó en córners y balón. Pero el equipo de Simeone le saca un rendimiento increíble al juego para lo poco que arriesga. Hasta el obligado cambio por lesión de Iturraspe, el equipo bilbaíno se escalonó mejor en las transiciones ofensivas. Con Beñat a su aire, un pedazo de futbolista, los leones tenían llegada, sobre todo por la derecha. Sólo Williams, sin espacios, estaba llamativamente fuera de onda.
Habría que analizar por qué el Athletic va noveno y el Atlético colíder. La diferencia está, más allá de la regularidad, en el rigor. En el 0-1, Laporte encuentra el gol porque la peinada de Griezmann descoloca a su equipo. Los tantos locales llegan por concesiones. El primero, con la duda de si el árbitro debió permitir sacar el córner, fuera de tiempo. Raúl García se fue con mala cara. No le gusta perder ni a las canicas. Estuvo a disgusto con balón en la reunión de amigos.