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El Madrid, ante un partido terrible

¿Quién iba a decir que el Madrid de baloncesto se iba a jugar gran parte de la temporada a dos meses de comenzarla? En la pasada comprobó que empezar al tran-tran, sin dar mayor importancia a alguna derrota que otra, le permitía llegar fresco a la disputa de los títulos y... ¡ganarlos! En la anterior, la 2013-14, había permanecido invicto durante 13 jornadas de Euroliga y 28 de Liga, y la cosa no acabó bien. El equipo acusó al final cierto desgaste, más mental que físico, que le costó sendos títulos. Aprendió la lección, vio que lo mejor era no apretar el acelerador a fondo de salida, pero esto le ha conducido a una situación totalmente inesperada. Si hoy pierde y gana el Estrella Roja, habrá quedado eliminado en la Euroliga.

El partido de hoy es de esos que ningún equipo quisiera afrontar. Se trata de una final en la que la victoria no garantiza ningún título; la derrota, en cambio, conduce a una crisis importante y quién sabe si al ridículo de pasar a la historia como el primer campeón que es eliminado tan pronto. El caso es que la plantilla no se puede considerar tan inferior a la pasada como para encontrarse al borde del abismo. Pero ha fallado clamorosamente en todos los partidos fuera de casa, perdidos por una clara diferencia, y hasta puede considerar que tuvo suerte al ganar el encuentro en Madrid frente al Bayern, precisamente su rival de hoy, por un triple en el último segundo. Gracias a él, está vivo todavía, y hoy ya puede apretar de lo lindo. Es una final.