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Oporto, el campeón de la posesión

Lopetegui apostó por la movilidad para romper las torres de Londres, pero la movilidad se frenó en el área del Chelsea. Allí se volvía atrás, eso sí, con la pelota. Un 63% de posesión en el primer tiempo, casi 30 minutos con la pelota para disparar apenas dos veces a puerta. Los jugadores cumplieron los diez mandamientos de Lopetegui: primero, la posesión; segundo, la posesión, tercero, la posesión... concepto futbolístico sagrado, aunque sea a costa de la frustración de los propios aficionados, que ven cómo la posesión no se traduce ni en más goles ni en más remates ni en más ocasiones de peligro; la posesión mata la sorpresa; un fútbol kafkiano donde quien más arriesga es el portero (que siempre tiene que jugar el balón) y el que menos el delantero (porque su misión ya no es marcar, sino conservar la pelota).

El Oporto no hizo un mal partido ni tampoco bueno y como bastantes veces fue insulso. Hizo una buena liguilla, salvo el partido casero contra el Dinamo de Kiev. También en el campeonato nacional, el Oporto domina sus partidos, pero le cuesta ganar porque no define. El Oporto es, hasta el borde del área, un buen equipo europeo, pero hasta ahí la mayoría lo son. La eliminación va a elevar el tono de las críticas sobre el técnico Lopetegui. Desde el primer día ha sido mirado con recelo por la crítica y la afición. La temprana eliminación de la Champions es un gran contratiempo para el club (y para Casillas); el consuelo a tres años sin títulos solo puede llegar por La Liga o la Copa.