‘Superjavi’: el milagro del hielo español
La existencia de un campeón del mundo de patinaje como Javier Fernández en un país como España, donde apenas hay 20 pistas de hielo y 400 licencias, es casi un fenómeno paranormal. Otros lo llaman “milagro”, pero todo viene del empeño de un chaval de Cuatro Vientos, hijo de un militar y una cartera, con un don especial para hacer piruetas bajo el frío, descubierto por su hermana Laura. Javi era despistado, algo travieso, pero no fallaba a su cita en el hielo. Eso le llevó a ser campeón de España y pronto Madrid se le quedó pequeño. Quería más.
Sin tener idea de inglés, hizo las maletas a EE UU, fue olímpico en Vancouver 2010 (quedó 14º), pero no era feliz con el exigente técnico ruso Morozov. “Me veía montando muebles”, dijo en momentos de debilidad. Pero el canadiense Brian Orser lo reclutó para el Cricket Club de Toronto. Allí ha llenado su piso de medallas como el oro y los dos bronces mundiales, los tres títulos europeos y un buen puñado de victorias en prueba de Grand Prix. En Asia, las fans lloran al verle, siempre desenfadado y espontáneo en la vida y en el hielo donde plaga sus programas de saltos cuádruples. No es ni un milagro, ni un fenómeno paranormal. Es Superjavi.